Monserrat González y Monserrat Triana, mujer e hija del inspector jefe de la Policía de Astorga, podrían enfrentarse a una pena de veinticinco años de cárcel tras el asesinato de Isabel Carrasco.
La reconstrucción del crimen
Lo que sí parece haber quedado prácticamente aclarado es cómo se produjeron exactamente los hechos y la frialdad de la que hicieron gala supuestamente ambas mujeres. Y todo ello gracias al testimonio de los numerosos transeúntes que a esa hora, poco antes de las 17:30 del lunes, se encontraban en la zona del crimen. Así, la investigación ha podido determinar que sólo una de las mujeres, Montserrat González según su propia autoconfesión, ascendió por la pasarela donde se cometió el asesinato, mientras que su hija supuestamente se mantuvo más alejada observando la escena. Ambas estuvieron más de media hora esperando que Isabel Carrasco pasara por el lugar para dirigirse a la sede del PP en la otra orilla del río Bernesga.
El testimonio de los testigos del crimen coinciden en destacar la extremada frialdad de madre e hija durante el asesinato
Tras verla, la madre comenzó a seguirla y, cuando se encontraba a corta distancia de ella, le disparó por la espalda en la nuca a 'cañón tocante' sin que entre ambas llegasen a cruzar ni una sola palabra. A pesar de que ese primer disparo era mortal de necesidad, la mujer remató a la víctima cuando se encontraba ya en el suelo con al menos otros dos tiros. Después, abandonó el lugar con cierta tranquilidad y siguió un camino diferente al que también en ese momento emprendía su hija Triana, a la que supuestamente tuvo tiempo de entregar el arma homicida para que se desprendiera de ella. La primera en llegar al lugar donde tenían aparcado el coche fue Montserrat González, que en él se despojó de la gorra, el pañuelo y los guantes que portaba. Ella, que fue a la que el policía jubilado había seguido, fue la primera detenida. Cinco minutos después alcanzaba el lugar la hija, que también fue arrestada.
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