El poder se aprovecha de la crisis para sacrificar a los directores de El País, El Mundo y La Vanguardia



Los malos momentos económicos han puesto a las empresas editoras periodísticas en una situación muy delicada, y es que en el mundillo mediático hasta el más tonto se ha endeudado de por vida. Es decir, que el poder político y económico tiene cada día más fácil interferir en el normal funcionamiento de periódicos, tiene cada día más fácil cambiar y poner directores más afines, que giren la línea editorial de las cabeceras o que no encabecen nuevas campañas informativas o de investigación sobre según que temas.

En apenas dos meses han caído los directores de El Mundo, El País y La Vanguardia, y en los tres casos las presiones políticas han jugado un papel muy importante. El caso de Pedrojota es el más evidente, ya lo dijo Casimiro García Abadillo el otro día en El Intermedio; "Entro en el salón del oeste y disparó a todos y es normal que alguien le disparara a él". Ha ayudado en su salida la mala situación financiera de Unidad Editorial, pero ya lo dijo él; "Las grandes empresas del IBEX 35 me han dejado tirado". Y es que El Mundo podía investigar el GAL, los escándalos de algunos sindicatos y lo de Roldán, pero no se perdona en este país "el fuego amigo", es decir, que medios de la derecha aticen a la derecha. Y si no recuerden como terminó Jiménez Losantos cuando empezó a atacar a Rajoy en la COPE.


En el caso de la salida de Javier Moreno, tiene que ver más con el progresivo acercamiento entre el PP y Prisa. El ejecutivo de Rajoy ha ayudado a Prisa sin ningún tipo de reparo-presiones a la banca para facilitar la refinanciación de la deuda, presiones a Telefónica para que compre Canal + o grandes dosis de publicidad institucional-. Y Cebrián le devuelve el favor descabezando al periódico que más había agitado la lamentable nueva ley del aborto.



En La Vanguardia, la salida de José Antich se ha producido en medio de la especial atmósfera creada en Catalunya sobre el independentismo. El hasta hace dos meses director estaba encabezando el secesionismo en un periódico supuestamente liberal. Godó dejó hacer a Antich para su convenciencia empresarial, ya que Artur Mas "regaba" al grupo con millonarias subvenciones. Pero Godó se cansó de las presiones de la burguesía catalana y sobre todo de las de el Rey y colocó a Màrius Carol, famoso cortesano.
 

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