Cada vez que abre la boca sube el pan. Esperanza Aguirre promete cada vez que puede regeneración y juego limpio en política. Como la conocemos sabemos que es una cínica de tomo y lomo. Ella se presenta como salvadora de la democracia, como regeneracionista liberal y como lideresa de la derecha.
Ella que llegó al poder hace una década del brazo de Tamayo y los constructores corruptos madrileños. Ella que ha sido llamada por Pablo Ruz como testigo, por incubar a la Gürtel en su seno-con el ladrón de López Viejo de mano derecha-. Ella que dice que fue la descubridora del pastel, cuando únicamente ha destacado como encubridora. Ella que ha visto como sus alcaldes de Boadilla, Pozuelo o Majadahonda montaban casas de robos en los consistorios. Ella que tenía la mitad de compañeros de la Asamblea de Madrid señalados como corruptos. Ella que ha apoyado a Lamela y Güemes-yerno de Fabra-, privatizadores infames de la sanidad pública, que han fichado por esas empresas beneficiadas por la privatización. Ella que amadrinó a Rodrigo Rato en su aterrizaje en Caja Madrid. Ella que manipuló y arruinó Telemadrid. Ella que apoyó el lanzamiento de La Gaceta, con un crédito de Rato y con grandes dosis de publicidad. Ella que acosó y linchó a Zarzalejos porque el ABC no apoyaba la conspiranoia del 11M de Pedrojota. Ella que benefició a su amigo Enrique Cerezo hasta la saciedad, con contratos para Telemadrid y con licencias TDT-esas mismas que no dio a Localia, Canal 33 o Tele K-. Ella que es la gran financiadora de esRadio, la emisora de Jiménez Losantos.
Ella no puede ser la regeneradora, porque lo único que vende es corrupción y privatización. Ya conocen a estos liberales que viven de los presupuestos públicos. Ya conocen a estos liberales intervencionistas cuando les interesa.
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