Sentido de Estado y sentido común-la abdicación del Rey-



Dicen del sentido común que es el menos común de los sentidos. Eso pensamos viendo actual a Su Majestad el Rey. Juan Carlos está demostrando su orgullo y prepotencia y lo poco que le importa la institución a la que representa. El sentido de Estado es lo que valoraban desde Madrid de Jordi Pujol, un sableador oportunista que armó en los ochenta y noventa lo que pretenden hoy que sea la nación catalana.

Juan Carlos con mil escándalos financieros, amorosos y etílicos a sus espaldas no puede representar a un Estado como el nuestro. Este sujeto desde el 23-F el único dedo que ha movido en nuestro país es para interceder a favor de sus amigos corruptos-Colón de Carvajal o "Los Albertos"-. Su hijo Felipe tiene la preparación y los conocimientos para recoger el testigo. Incluso los que nos confesamos republicanos aceptaríamos por el bien de nuestra nación una nueva cabeza coronada con la previsión de unir a los ciudadanos españoles. La caída de la Monarquía traería una situación insostenible y un caldo de cultivo para oportunistas y el renacimiento de viejas heridas-el facherío agitando al Ejercito, a la banca y al clero, los nacionalistas vascos y catalanes frotándose las manos y los comunistas faltos de una referencia internacional soviética que los guíe, pero con poder en la calle y con capacidad de unirse con "los enemigos de España"-.

La prensa monárquica parece que acepta por ahora la decisión de Juan Carlos; dejarnos ver la degradación de un casi cadaver en muletas "a lo Franco". El único periodista monárquico reconocido que ha dicho públicamente que está a favor de la abdicación es José Antonio Zarzalejos, que incluso desde El Confidencial se apresuró erróneamente a adelantar la noticia.

Ahora hemos dejado de disfrutar con las caídas del Rey para disfrutar los maltratos que dispensa este aberrante sujeto a sus trabajadores; hace unos meses llegó a golpear al conductor que lo llevaba por dejarlo lejos de la puerta, y hace unas semanas lanzó las muletas a un asistente que no entendió sus señas. No es la primera vez que este señor humilla en directo a nadie; su mujer/montaje ya lo ha sufrido constantemente-en la foto armando el puño para agredir a su empleado, el muy hijo de puta-.


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