Santiago Vázquez estaba en el ajo

Sigue la política de recortes en Mediaset. El ejemplo más claro lo pudimos comprobar este pasado domingo; en Telecinco reposiciones de La que se avecina y en Cuatro adelantaron al matadero del prime-time a Iker Jiménez y a su equipo de Cuarto Milenio-no llegó al 6% de share-.
A medianoche repusieron otro de los programas de "la nave del misterio", donde disfrutamos de lo lindo con las andanzas de Santiago Vázquez, ese genio incomprendido.
En las primeras temporadas de Cuarto Milenio Santiago aparecía muy de vez en cuando, pero en las últimas se ha convertido en un personaje imprescindible. En un espacio de este tipo además de historiadores y científicos debe haber paranoicos como este señor para aliñar un buen programa. Dice el malvado Pepe Colubi en el Twitter que desde que Santiago Vázquez es colaborador fijo está más lustroso. Tiene mofletes rollizos sobresaliendo entre las barbas cristianas. Es lo que tiene comer caliente todos los días. Su aspecto tenebroso le ha ayudado a llegar a ser colaborador habitual de este espacio-Santiago aparece en la puerta de un colegio e inmediatamente llaman a la policía-.

En este programa Santiago se fue de excursión al sanatorio de Agramonte, al lado del Moncayo. Un sitio de misterio donde dicen que pasan cosas chungas-los que viven en esa zona saben que lo más peligroso que hay en ese sitio son los agujeros del suelo-.
Pero a Santiago su amigo Iker no lo quiere bien, ya que le obligó a que le acompañara en el viaje el escéptico José Manuel Nieves-jefe de la sección de ciencia y tecnología de ABC-.
"Apariciones fantasmales, agónicos lamentos surgidos de la nada e inexplicables fotografías" decía la voz tenebrosa de Cuarto Milenio para cebar el reportaje.

Y Vázquez se vengó del escéptico-es curioso ser escéptico en un periódico que tiene tanta vinculación con la fe-.
Se vengó dejando solo a Nieves con un walkie talkie y una cámara grabándole-en plan El proyecto de la bruja de Blair- en el pasillo donde dicen que hay apariciones. En el rato que Nieves estuvo al tanto solo pudo escuchar ruidos-que los relacionó con el fuerte viento de la noche y un edificio medio en ruinas-. Vázquez repitió experimento. Y los mismos ruidos que escuchaba Nieves, para Santiago eran pasos de alguien o algo. Y llegó su momento estelar cuando se dirigió al espíritu.
"Establezo comunicación con lo paranormal, si me estás escuchando y estás ahí te ordeno que des un golpe, menos a mi a cualquier parte"-gracias por puntualizarle al fantasma que no te calzase una ostia-. "Se producen raps", dice Vázquez pensando en el espíritu de El Langui.
A continuación se escuchó un golpe seco. Poco después se apagó una cámara mientras saltaban los sensores de movimiento y para finalizar volvieron los pasos mencionados.
Seguramente los dos escucharon lo mismo, pero la sugestión y las ganas de protagonismo ayudan a que Vázquez tuviese su minuto de gloria. Lo que está claro que en el golpe seco Santiago estaba en el ajo.