Sánchez Dragó llevaba un año colaborando en la telebasura sin darse cuenta.



Sánchez Dragó debe revisar su salud mental por su bien. El sábado pasado le levantó y se largó del plató de El gran debate minutos antes de ser entrevistado.
El motivo estúpido que dio fue que no le gustó el vídeo que le montaron sobre su último libro, escrito a dúo con su hija, Ayanta Barili-un vídeo muy light y sin nada cercano a la ofensa-.
Ha tardado el año que Fernando lleva colaborando en El gran debate en darse cuenta de la farsa y el sensacionalismo que imperaba en el espacio. Eso le deja en mal lugar y dos cosas; o anda muy despistado de donde trabaja o el acto de levantarse es un teatrillo infantil para conseguir una campaña de publicidad gratuita que ya le gustaría a Pérez-Reverte.
Arturo da estopa a la telebasura, pero se niega a sentarse en ella cuando le conviene como a Dragó, que le gusta más una cámara y un follón que a un tonto un lápiz.


Dice Dragó que está sin dinero y que por eso ha estado colaborando en el programa de Jordi González. Se ha tenido que meter toneladas de pastillas-dice él mismo que toma 70 diarias- o toneladas de drogas alucinógenas-él hizo apología del LSD en un artículo para El Mundo- para pulirse los 1,2 millones de euros que ha ganado en Telemadrid con sus programas y sus shows circenses. A este liberal le gusta el mismo liberalismo que a Jiménez Losantos; el liberalismo subvencionado por Esperanza Aguirre con el dinero de los madrileños.
Hay que ser hipócrita para llamarse liberal y forrarse en una cadena pública, totalmente contraria a ese ideario político que él sigue-una tele pública para los ultraliberales es igual de estúpido que que hubiese un periódico del Estado, como en el Franquismo-.
Este señor ha sido colocado en medios públicos a dedo en tiempos del PP. Lo colocaron en La 2 con el programa Negro sobre blanco-aun recordamos con sonrojo la entrevista peloteril al presidente Aznar- y cuando llegó ZP y lo largó, fue enchufado en Telemadrid y en Canal 9.
En Telemadrid no asumió simplemente la conducción de un programa literario-no lo hace nada mal, aunque peca de egocentrismo-; lo colocaron al frente del informativo sectario Diario de la noche, donde fue capaz de ponerse unas orejas de burro, presentar al lado de su difunto gato o no dar noticias deportivas porque no le interesaban. Manda huevos. En Telemadrid estaban acostumbrados a sesgar informaciones políticas, pero censurar el resumen del Atletico o del Rayo es lo último. Peor fue Dragolandia, descrito como un "páramo sin telebasura" y no se le ocurrió mejor idea que invitar en el estreno a Mercedes Milá. Que jeta.


Dragó arma el lío porque le interesa. Le gusta ir de perseguido y encima sabe que un follón de estos aumentara las ventas, como ocurrió con el libro escrito en tándem etílico con Boadella-cuando contó que tres niñas japonesas de 14 años lo "violaron"-.
Al escritor tras ser despedido de Telemadrid nadie le da un programa de televisión, tras 17 años initerrumpidos presentando espacios. Y quiere llamar la atención de cualquier manera.
La provocación es una arma muy poderosa para volver a primera plana y estos días se está pegando un tour mediático gratuito a costa del programa de Jordi; entrevista para Isabel Gemio en Onda Cero, con Susanna Griso en Antena 3-sus últimos libros los edita Planeta- o en El gato al agua de Intereconomía TV-en este último cebaron su entrevista estilo Telecinco, contó que su "amigo" Jiménez Losantos le aconsejó que no fuera al programa, contó que una vez rechazó una oferta de 30.000 euros por ser entrevistado por sus chismes en Telecinco y en El Gato... como no, se habló más de la polémica que del libro en cuestión-.
Dice el veterano escritor que le prepararon una encerrona y que la gente que ve El gran debate no lee libros. Entonces ¿para qué coño vas?
Además anuncia que nunca volverá a la cadena-el tiempo lo dirá-, que "no todo tiene un precio" y que Jordi González es un "miserable". Lo que hay que hacer para montar el escándalo
Hay que provocar de cualquier manera. Dragó es como Sostres pero con 30 kilos menos y con 30 años más-curiosamente los dos escriben para Pedrojota-.
Dragó está una vez más encantado de conocerse y acaparar titulares de digitales le apasiona-en su blog escribe; "¡ojalá entren al trapo mis enemigos!, sin ellos me quedo en nada". Obsceno pero real-.
Hace años llamaba personalmente a blogueros para invitarlos a su programa. Se supone que para que le dirían a la cara todo que pensaban de él. Seguro que gran parte de las decenas de horas diarias que dice que se pasa leyendo está buscando su nombre en Google.
Dragó además dice que su espantá taurina de El gran debate fue porque es "un coso de quinta", cosa que tiene parte de razón-su hija en un oportunista artículo para la web de El Mundo ha recordado lo de la madre del Cuco. Se ha enterado la pobre tres años después-


El gran debate es una especie de Moros y cristianos del siglo XXI, pero sin el Padre Apeles. Utiliza el mismo tono populista y demagógico, pero parece más serio porque los "gladiadores" son gente que no lleva túnica y tanga como Rappel, sino traje y corbata.
Son tertulias de voceros de los grandes partidos que desglosan la actualidad escupiendo para el otro lado del tabique, cuando la imagen de ambos partidos está ya bajo mínimos.
Este programa-La Noria travestida- además de debatir, se entrevista a algunos mangantes como Mario Conde poniéndolos como modelos a seguir y como víctimas del sistema.
O a paletos populistas como Revilla como héroes de nuestro tiempo. La demagogia y el gracejo tipo Bono siempre es agradecida en este tipo de shows. Que pena que se muriera Jesús Gil porque sino lo harían colaborador estrella.
En El gran debate se ve el poderío del PP y del PSOE. Las tertulias siempre son la elección de dos voceros de ambos partidos-encantados de acudir, ya que multiplican por diez los 300 € que les pagan en Ana Rosa o en cualquier tertulia menor-.
Nada de Izquierda Unida o UPyD para que nos metan el dedo en el ojo del sistema omnipotente. Solo algun pintoresco miembro de ERC para lincharlo o el Anasagasti de turno, que lleva toda su vida viviendo de meterse con el Borbón y ahora que todo el mundo lo hace, nadie se acuerda llamarlo a él para darle el estocazo final.


En el programa tocan los temas políticos, pero muy por encima y por ejemplo de Corinna solo "la puntita". Vasile no quiere llamadas incomodas. Como la que recibió hace un par de meses del PP, que le amenazó con demandar a la cadena por un debate donde simplemente transcribían las informaciones de El Mundo y El País. Es más fácil sentar en el banquillo a Jordi González que a Pedrojota, está claro.  Curiosamente días después llegó a la cadena la multimillonaria multa de Competencia por su fusión con Cuatro.
La idea de Vasile los sábados por la noche era cambiar la estrategia rosa de los últimos años. Y han logrado asentarse, aunque los últimos datos no acompañen-en torno al 12%-.
Para llegar a todos los públicos Jordi González prohibe algunos tecnicismos económicos a sus tertulianos. No vayan las marujas a apagar la televisión o cambiar de cadena cuando escuchen "stock options" o "Standar and Poor's".


El poder de un programa de estas características está claro. Hace accesible para la gente corriente la indigesta para muchos política. Y por eso algunos de los hombres poderosos de este país han acudido al programa; Pérez Rubalcaba, Artur Mas, Pepe Blanco, Bono... etc.
El problema es que los resultados de audiencia no acompañan a las entrevistas y por eso los responsables de La fabrica de la tele-la productora del programa, que es la misma que la de Sálvame- no suelen programarlas. Debate, debate y debate. Ni los reportajes ni las entrevistas dan resultado.
La gente ve el griterío del gallinero en Telecinco y se queda enganchada. Da lo mismo si es por los cuernos de la Esteban, una violación en Gran Hermano o por la prima de riesgo.
Vasile ha querido utilizar la influencia del programa para los favores políticos; de la sensación de ser un programa de centro-izquierda ha pasado a ser claramente de centro-derecha tras la victoria del PP.
La casualidad no existe entre los poderosos. Cuando ganó Mariano, Vasile temió que la cercanía del presidente con Lara-dueño de Antena 3- le pesara.
Y para eso rebajó el nivel "izquierdista" en Cuatro y fichó a Pilar García de la Granja de Intereconomía como adjunta a la dirección de El gran debate. Pilar es muy cercana desde siempre a Génova, gracias a su marido, Alfredo Timermans-exmiembro del gabinete presidencial de Aznar y antiguo Secretario de Estado de Comunicación con el PP-.


En el programa se han vivido algunas situaciones pintorescas en la guerra de partidos;
fue el caso de Miguel Ángel Revilla, encantado siempre de aparecer en televisión-fue colaborador de Buenafuente, siempre se presta a una entrevista y le gusta ser el centro de atención a cualquier hora-.
Para la campaña electoral de las últimas municipales Revilla contrató a Miguel Barroso-hombre cercano a ZP y marido de Came Chacón- como gurú mediático a cambio de una importante suma de dinero. En esos actos de campaña televisivos en Madrid, Barroso lo colocó como nuevo fichaje de La Noria para una una nueva sección; un cara a cara sobre los temas de actualidad nacional.
La ídea de Barroso era que se luciera y mostrara su humor de bareto y su campechanía indigesta.
El PP cántabro se enteró de la jugada y su líder-hoy presidente de la comunidad Ignacio Diego- se vio en Cantabria para filtrar información de su rival a una periodista de cámara del PP, Isabel Duran-acostumbrada a viajar y a trincar de este partido en Madrid, Murcia o Valencia-.
La encerrona y la jugarreta era sencilla; sacar al democrático y populista Revilla su desconocido pasado franquista.
Revilla empezó en su salsa el debate hablando sobre los chanchullos de Camps y acabó con la cara colorada y desencajada por la operación de la derechona, que tres meses después en las elecciones le arrebataría la presidencia. Hoy Revilla colabora asiduamente en la competencia-La Sexta-, una cadena muy cercana al clan Barroso. El mundo es un pañuelo.

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