Emisión pirata (1ª parte).





Sabe y predica muy bien Federico que en el sistema actual de la comunicación tú puedes vivir muy bien en  alguna de las trincheras del PPSOE, defendiendo a capa y espada a tu "equipo", incluso de cualquier estupidez, error o demencia, además de tener total libertad para atacar sin tregua al rival.
Pero lo que no puedes hacer es quedarte en medio del sistema, porque este automáticamente te arrolla -cuando pones en duda la partitocracia- y por consiguiente te quedas sin paraguas de los que mandan, que acaban asfixiándote con presiones a tus jefes ya que son los partidos los que controlan y reparten las licencias y toda la jugosa publicidad institucional -si te pones tonto también pueden conseguir "el cordón sanitario" de las grandes compañias privadas, siempre a favor del César-.
 La independencia total que la mayoría de periodistas proclaman es una utopía -excepto para quienes se conforman con altavoces muy pequeños- como es el caso de Jiménez Losantos -tiene la independencia de los grandes con altavoz pequeño pero a la vez es terriblemente dependiente de Esperanza Aguirre-.
 Federico había sido siempre bien considerado en la derecha española por sus etapas de jefe de opinión de Diario 16 o de agil comentarista político de Antonio Herrero en las mañanas, hasta que la rueda de desgracias de Cope -con la muerte en apenas dos años de Encarna y de Antonio- le llevaron a dirigir programas, primero con La linterna -Aznar le dijo para su enfado que veía en él al Javier Pradera de la derecha- y luego tras la espantá de Luis Herrero -camino del eurobalneario político- a dirigir La mañana, que con la inesperada victoria de Zapatero se convirtió para bien o para mal en el programa de moda.
 Su noche de bodas con Rajoy concluyó en 2.008 tras su segunda derrota ante ZP cuando se aferró al sillón y Bulgarizo -de Bulgaria no de vulgar- el congreso de Valencia.

Federico paso en la primera legislatura para algunos historiadores a ser el jefe de la oposición "real" hurtándole el puesto a un Rajoy sin recursos tras su derrota, que se tiró 4 años siguiendo al dedillo los dictámenes del turolense y de su inseparable Pedro Jota -inseparable hasta que Ramírez cada cinco años lo apuñala radiofónicamente como cuando se fue al fallido dream team de Onda Cero o cuando eligió a Buruaga en vez de esRadio incluso dejando a su amigo sin tertulia televisada-.
El talibán de sacristía -mote de Del Olmo- llego a grandes cotas de poder dentro del PP, hasta que este se separó de Federico y sus postulados con visos electorales por los consejos del moderado Arriola.
Cuando el partido se alejo de su redil le ataco tan virulentamente como al PSOE, un partido que sorprendentemente habia salvado la cabeza del comunicador en el Vaticano.
Tras años de quejas ante los curas,  ZP  y su equipo se dieron cuenta que Federico acercaba al PP a la extrema derecha consiguiendo alejar a los necesarios votantes centristas que huían en manada -recordemos las palabras de ZP después de la entrevista de Iñaki "Nos conviene la tensión", una jugada destapada por el eterno Miguel Ángel Aguilar en El País-.

Toleraban a Federico cuando agitaba la calle con las víctimas y compañía, cuando ridiculizaba a los cargos sociatas, cuando atacaba a prensa de la derecha porque se desunía en casos como el 11M -véase la etapa de Zarzalejos en ABC-, cuando se "pegaba" con el ambiguo Gallardón o cuando cual Queipo de Llano escandalizaba al país con su guerracivilismo siniestro y sectario -no se le recuerda ningún tertuliano de izquierdas ni prácticamente ninguna entrevista en los últimos años a un político que no sea conservador- que lastra sin duda a un periodista culto y brillante en algunos aspectos y que según sus fieles "nunca se mueve por dinero" -aunque en los años de Cope se aprovecho sistemáticamente para publicitar "by de face" sus negocios de Libertad digital, que eran más promocionados en su programa que la web de Cope o Popular tv-.
La única que se mantuvo a su lado desde 2.008 fue su inseparable Doña Espe, capaz de defenderlo ante el mismísimo Rey -véase El País cuando publico que la presidenta le pidió en una comida al monarca "trato humano" para el periodista- o cuando le regaló una licencia histórica de Cope en Madrid -valorada en más de 2 millones de euros y por la que la emisora episcopal llevaba 20 años emitiendo, seguramente no para que Federico se "echara al monte" sino para que negociara con mejores cartas su permanencia en Cope-, además de darle licencias TDT en el escandaloso reparto para Libertad Digital TV,  facilitarle crédito empresarial bajo la siniestra Caja Madrid o "conseguirle" para esRadio toda la publicidad institucional posible -sobre todo con el Canal de Isabel II-.
Aunque como recuerda Federico en El linchamiento "nunca te puedes fiar de un político", se refiere en esta frase amargamente a la única "puñalada" de su presidenta, cuando le traiciono "amnesicamente" en el juicio contra Gallardón -en esos caóticos momentos para el PP la condesa intento templar gaitas con Rajoy tras no atreverse o no tener apoyos para disputarle el liderazgo-.

Ahora mismo Federico ha perdido toda la influencia y poder que tuvo todos esos años de escandalosa "popularidad" liderando una emisora semiclandestina que necesita una alianza empresarial que le nutra de postes como el comer.

2 comentarios:

  1. "casual" entre comillas?!?!?

    Curioso lo del PSOE salvando a Fede...

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  2. Curioso pero efectivo, cuanto más radical está la derecha menos posibilidades tiene de ganar.

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