Luis Zapater, miembro del partido ultraderechista Soluciona, le ha dedicado una poesía irónica al periodista progresista Enric Sopena sobre su pasado en el programa La Ratonera, del canal Alerta Digital TV;
“¡Cómo te metes con Calvo!, ¿Presumes tú de canoso?
porque a tu juicio es un cura “asqueroso” y “fachendoso”.
Das lecciones de moral, de ética progresista
porque el que no está contigo es poco más que fascista.
Hoy Melilla está perdida y te has puesto furibundo
Contra aquéllos que reclaman defender nuestra frontera
Porque para ti la Patria vale menos que una pera
Y el pobre que la defienda es para ti nauseabundo
Pero ahora te pregunto, y es mi modesta opinión:
¿Tú te has mirado al espejo sin sentir ningún rubor?
Pues no entiendo tanto odio, tanto desprecio y rencor,
cuando décadas atrás, eras muy, muy derechista,
opuserito aplicado, siempre muy conservador,
muy buen devoto y creyente, del Franquismo ruiseñor.
Pero al llegar nuevos vientos allá por la Transición,
cambiaste el traje por pana, y te hiciste protestón,
y tras cambiar de chaqueta te pegó un buen subidón,
no sólo de posición, sino también de talante,
de tu estrategia y acción, demostrando un gran talento
intoxicando a las masas desde la televisión,
pues del buen José María, el de tu gran devoción,
pasaste a servir a otro, del que fuiste tú su paje,
te hiciste corre-ve-y-dile prestando buen vasallaje
de otro don José María, Letrado de Profesión
de quien aprendiste pronto a ser intoxicador
y tus palabras bien duelen, más producen cierto hedor.
La demagogia no basta de Felipe “el sevillano”,
para ganar elecciones con el capullo en la mano.
Y por eso fabricaste los goles de Butragueño
con el sello del PSOE con el fin de sumar votos
al Presidente gitano de Bruselas pedigüeño.
Para atacar la derecha, a la Iglesia o al fachón,
sobran las cuitas, los modos y normas de educación
pues por vender la noticia ¡todo vale, picarón!
¡Cuán has cambiado, hijo mío, de cuando eras pobretón!,
Empezando tus pinitos, -buen medio de información-
en La Vanguardia franquista, muy devoto y señorón
sometíaste a la Iglesia, so pena de excomunión.
Ahora, oveja descarriada, das pena por abusón.
Te crees el centro del mundo, sin principios, sin honor,
y de verdad yo te digo, con pena en el corazón:
Si levantara cabeza un gran Santo de Aragón
¡Qué disgusto le darías al pobre don Monseñor!”.
