Trabajando gracias a estar buena

Tenemos a Cristina Pedroche hasta en la sopa. Hace tres semanas actuó en La que se avecina, este semana participó en Aída y además todos los días aporta risas absurdas, chistes malos y escotes en Zapeando. Esta chica ni es graciosa, ni es lista, ni hace comentarios ácidos. Solo la contratan por lo que la contratan; por estar buena. Es así de triste. En la Sexta-cadena supuestamente feminista, pero cuyas presentadoras tienen algo en común- no la han fichado por ningún atractivo intelectual por el que merezca ser la pena escuchada. Ella no está en la lista de seis millones de parados por ser una "Lolita" que pone "cachondo" a media España. Y ella aprovecha el tirón-no es lista, pero sabe de la caducidad de la imagen- y se pone en paños menores cada vez que la llaman de cualquier revista machista.

Pedroche se aprovecha de su imagen, al igual que Sara Carbonero se aprovecha de la suya. Si no tuviese ese físico, Telecinco no le habría ofrecido un contrato millonario para presentar los deportes en la cadena. ¿Alguién cree que si a la Carbonero se le hubiese caído un bote de ácido en la cara la hubiese fichado Telecinco? Estamos en un momento donde el físico manda. La respuesta típica de las mujeres es defender a Cristina o Sara poniéndote la torpe etiqueta de machista, cuando ellas tienen que sufrir este mundo donde el físico de las mujeres imposibilita que algunos talentos se pierdan porque no gozan del absurdo físico ideal.